viernes, 5 de febrero de 2010

Gatito...

Me enrrollo sobre mi misma haciéndome un ovillo, sobre tus piernas, para que me acaricies el lomo, y en la cabeza, entre las orejas.
Y no puedo evitar ronronear. Y que se me erice el vello. Te clavaría las uñas afiladas si intentases levantarte. Mordería la mano si cesa en las cosquillas.
Así que aguantas hasta que me duermo y mi cuerpo vuelve a ser humano, y no bufo ni maullo.

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