jueves, 20 de enero de 2011

Aparición

Hacía mucho que no podía sentir, su lobo se había marchado, la había abandonado. Caminaba errática, con la mente en un punto lejano más allá de su dolor. Un ruido la hizo volver en si. Quieta, agudizando el oído, sintiendo el aire fresco en su piel, apagándose el incendio de su sentir.
Escondido, en la hura que su huargo había poseído, se encontraba una pequeña criatura, un lobezno escuálido, una bola de pelo llorona, miedosa, que la observaba con temor y tristeza.
Por un momento pensó que era su lobo, su lobo que había vuelto a ella. Pero pronto comprendió que no era él, era otro, pero tan necesitado que no dudo en recogerle en sus manos temblorosas
- Lobito, no eres mi Lobo....
Y el lobito la lamió las manos.

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