viernes, 27 de enero de 2012

Caudillo XXXI

El inicio de la historia: La Leyenda del Bosque: Cacique I
Merlín se sentía cansado, tenía ganas de regresar junto a Niniana. Pero aún era pronto y Galaad comenzaba a actuar de forma peligrosa, emanaba orgullo y altivez. De hecho le veía demasiadas veces flirteando con las mozas, especialmente con Guinever. Podía ser un problema.
Sin embargo estaba contento de regresar al fortín, aún tenía buenos amigos entre los aldeanos, aunque muchos de sus antiguos conocidos habían fallecido. Por suerte Keu era un gran apoyo.
El mismo día en que volvió a entrar en la Gran Sala Artus le recibió anonadado, a su lado su joven esposa agachaba la cabeza sin atreverse a mirarle a la cara.
Artus le abrazó como si nunca se hubiesen separado y le palmoteó la espalda, luego se rió al comprobar lo viejo que se encontraba su antiguo mentor.
Bebieron y comieron mucho, mientras corrían historias y Galaad era alabado por su valentía. Cuando Merlín le pidió que aceptase al muchacho entre los suyos, Artus no dudó en aceptar el requerimiento. Habría hecho cualquier cosa por mantener a su lado a Merlín un poco más de tiempo.
Entrada ya la madrugada y cuando casi todos sentían las brumas de la embriaguez el rex se acercó a Merlín y apoyando la mano en la de su viejo amigo le preguntó por Morgana.
- Está muerta.- respondió el mago y curandero, dejando que la palidez en el rostro de Artus delatase sus verdaderas emociones. El caudillo se irguió, ladeándose hacia una esquina, donde vomitó entre arcadas.
- ¿Cómo murió?.- preguntó cuando las arcadas cesaron y todo a su alrededor dejó de dar vueltas.
- Se la paró el corazón. Murió de pena.
Artus dejó escapar un sollozo, agarrándose en un puño el pecho, incapaz de respirar.
- La muchacha que tú conociste, la niña pelirroja murió al salir de tu casa, Artus. Pero sobrevivió su cuerpo. Me acompañó en mi viaje hasta que estuvo demasiado cerca de ti.
- ¿Qué dices?.- grito enfurecido, agarrando al mago con sus manos convertidas en garras.- ¿No está muerta? ¡Bastardo cruel! Te pensé mi amigo…
- Y ella pensó en ti como su marido hace mucho tiempo. Suéltame chiquillo. Eres tú mismo quien se ha hecho daño.
- Sigue viva.- suspiró aliviado, cerrando los parpados para recordarla.
- La conocen como Morgause. Pero si eres un auténtico hombre no deberías visitarla jamás. Deja que ella viva como quien es ahora y no como quien fue. Vive con tu dolor como ella lo hizo y aléjate como tú la obligaste a hacer… No se merece más dolor, Artus.

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