sábado, 10 de septiembre de 2011

Caudillo X

Pasaron cerca de dos años hasta que Uther mostró interés de nuevo por Igraine y su pequeño bastardo llamado Artonou o Artus, como le llamaban los que aún hablaban algo de latín. Había estado ocupado con las escaramuzas de siempre y con algunas luchas algo más preocupantes, cada vez era más difícil contener a los invasores.

Les casaron en una ceremonia con poco festejo y Artus fue acogido y declarado hijo, sin embargo algunas voces molestas con el rex declararon que no era hijo natural suyo y los rumores rodearon su figura. Quizá por eso Merlín acudió a su amigo para pedirle que el niño fuese enviado como pupilo al primo de Uther conocido como Antor, en un intento de evitar que Artus fuese malogrado por los descontentos.

El mismo Merlín se encargó de llevar al pequeño a la casa de Antor, una torreta que dominaba algunas tierras circundantes así como un pozo y un bosque. El niño lloraba en brazos del hechicero cuando Antor acudió a recibirles. Al apartar la manta de la cara el pequeñuelo agarró el dedo de Antor y se lo llevó a la boca succionando con fruición.

- Este niño tiene hambre.- se rió Antor.- Mi mujer está dando de mamar a Keu, mi hijo, creo que no le importará compartir un poco.

- Ten cuidado, parece un tragoncete.- dijo Merlín mientras seguía al hombre hacia el interior, donde brillaba un fuego.

La mujer de Antor se encontraba sentada al lado de la lumbre, era una joven risueña y regordeta que no dudó en recibir al pequeño en sus brazos. Mientras Artus era alimentado apareció una pequeñuela de unos cinco o seis años, de cabello pelirrojo como Keu, ojos verdes y pecas en los mofletes, que portaba un cubo de agua.

- ¿Quién es?.- preguntó la niña, de voz dulce y melosa

- Es Artus, va a ser tu nuevo hermanito.

- ¡Es más grande que Keu!.- se asombró ella, mientras los mayores reían. Merlín se agachó hacia ella y la tendió una ristra de pañuelos que mágicamente salieron de su manga. La niña prestó toda su atención al truco, con los labios apretados y pose pensativa. En lugar de asombrarse y reír, miró fijamente al mago.

- Los tenías escondidos. ¿Sabes hacer más trucos? Quiero aprender.- afirmó solemne.

Merlín sonrió asombrado ante el porte de adulta que emanaba aquella pequeña.

- Es Morgana, mi hija mayor.- señaló Antor.

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