lunes, 31 de octubre de 2011

Caudillo XXIX

Keu esperaba la llegada de las provisiones junto con el cocinero y el jefe del almacén. Releía una y otra vez lo que había apuntado en la lámina de arcilla. Les vio llegar, eran un pequeño grupo de hombres que caminaba al lado de tres carretas bien cargadas. No distinguió a Merlín hasta que éste no le sujetó el hombro mirándole sonriente.

- ¡Merlín! ¿Eres tú?

- ¿Quién iba a ser? Pequeño Keu te has hecho mayor.

- No más que tú.- rió la mano derecha del rex. Miró al muchacho que acompañaba a su amigo y se giró como si buscase algo más.- ¿Y mi hermana?

- Está bien, pero no ha venido aquí.- dijo el mago bajando el tono de voz.- Te añora… luego te diré donde se encuentra.

Keu fue reclamado por los hombres de la caravana, que explicaron emocionados como gracias a la presencia del joven que acompañaba al mayor no había sucedido una desgracia.

- Señor, el muchacho dice que es hijo de una dama del lago, y no me extrañaría porque ninguno de los míos habría hecho semejante locura.- se carcajeó uno, mientras Keu arqueaba las cejas con la vista en dirección del recién llegado, que se erguía pavoneándose.

Otros de los que acudían o salían de la aldea fortificada se pararon a escuchar una historia que cada vez se plagaba de más florituras.

- Sin duda mi señor Artus querrá conocerte, siempre necesitamos hombres fuertes. Y ninguno puede ser mejor si viene acompañando a mi amigo Merlín

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